domingo, 1 de marzo de 2020

Suspendidas en el tiempo



—Frida, ¿Recuerdas?
  La anciana continuaba con la cabeza gacha, oculta por la cortina de cabellos níveos que caían en cascada frente a un rostro que contaba el paso de las estaciones, los años y las décadas.
—¿Me recuerdas, Frida?
  La anciana emitió un sonido gutural, indistinguible de un suspiro o una queja.
—Vendrás conmigo, Frida. Te lo 
prometí.
  Un brillo asomaba reprimido a uno de los lacrimales de aquella joven que no se dejó abatir por la tristeza. Se aferró con fuerza, quizás rabia, a las empuñaduras de la silla de ruedas en la que la anciana permanecía ausente y empujó con decisión a través del pasillo.
  El doctor Wesser, responsable médico de la residencia, las siguió hasta el vestíbulo tratando de convencer a la joven de que lo mejor para la señora Pauli sería que permaneciera allí pues la enfermedad avanzaba sin solución.
—Doctor, con el tratamiento adecuado mejorará. Aquí solo le aguarda esperar el final, y por suerte o por desgracia, sin conciencia de nada. Ustedes hacen lo que pueden, les queda mucho por avanzar. No se avergüence, nada le hecho en cara. Pero me traicionaría a mi misma si no empleara todo mi conocimiento y experiencia en ayudarla. Nos traicionaría a ambas.
  Las puertas se cerraron y el transporte, con ambas pasajeras a bordo, se alejó a gran velocidad del edificio hasta que este se hizo diminuto para desaparecer, en la lejanía, junto a toda la ciudad.

* * * * *

—Frida, ¿Recuerdas?
  La anciana giró la cabeza hacia la joven. El arreglo del pelo, con las puntas recortadas y peinado hacia atrás, le daba un mejor aspecto dejando mostrar un rostro que, iluminado por la luz de un ventanal, parecía despojarse de algunas de las arrugas con las que el tiempo había registrado su paso.
—¿Me recuerdas, Frida?
  Los ojos de la anciana, turbios y extrañados, se fijaron en el rostro de la joven que le hablaba. Frunció el ceño, parpadeó y sus labios temblaron tratando de musitar alguna palabra.   Apenas logró verbalizar un balbuceo sin sentido.
Bba, baahba —dijo, formando su mirada una expresión de angustia que comunicaba mucho más que aquel sonido arrastrado.
  La joven sintió que aquella mirada la cubría de tristeza y melancolía. No pudo sostenerla con la suya por mucho tiempo y dirigió sus ojos hacia la blancura del suelo, viendo como una lágrima se alejaba desde su cara, haciéndose pequeña hasta estrellarse contra la punta de su pie derecho para estallar en brillantes microgotas, por un instante suspendidas en el tiempo y atravesadas por rayos de luz matinal.
  Sabía que el tratamiento sería largo, pero también estaba segura de su éxito. El tiempo no iba a suponerles ningún obstáculo.

* * * * *

—Frida, ¿Recuerdas?
  Frida se encontraba sentada en el banco de un jardín interior, absorta en la contemplación de unas flores de azul intenso que contrastaban de manera hermosa con el verde denso de sus hojas alargadas.
—¿Frida? —la joven volvió a llamarla tratando de captar su atención, mientras continuaba inmersa en la contemplación floral.
  De improviso, Frida adelantó una mano temblorosa hacia un grupo de aquellas flores. Pareció acariciarlas como a una suave mascota, ahuecando su mano tras ellas. Se detuvo un segundo en aquella posición.
  La joven también se detuvo, pues justo en aquel momento pensaba volver a llamarla tocándole el hombro. Su mano quedó detenida en el aire y su respiración se contuvo expectante.
  La escena pausada se reanudó por parte de Frida, al cerrar un poco más sus dedos sobre su palma, rodeando las flores azules en las que contrastaba el claro filo de sus pétalos y se las acercó a la vez que se inclinaba sobre ellas para olerlas.
Inspiró profundamente, captando cada matiz de aquella fragancia, estudiando cada nota de los aromas que la componían. Mantuvo el aire en su interior y los ojos cerrados durante largo tiempo, saboreando la bocanada que dejó salir despacio por su nariz quizás percibiendo nuevos detalles, y fue bajando su torso mientras desinflaba su pecho hasta exhalarlo todo. En ese momento, mientras iniciaba una nueva respiración a ritmo y profundidad normal, abrió los ojos contemplando de nuevo las flores, las cuales habían vuelto a quedar ante su rostro cobijadas en su mano.
—Jaj… jaaz —el intento de pronunciación sorprendió a la joven por la claridad de las sílabas, aun dentro del titubeo—. Jaa-ciin-to.
  Y allí estaba. La primera palabra coherente en mucho tiempo: Jacinto, el nombre de las flores. Aquellas flores cuyo perfume, sin duda, había logrado conectar las neuronas necesarias para activar un lejano recuerdo y luego identificar ese recuerdo olfativo con otro sonoro. Y además, reactivar las neuronas motoras que manejaban los músculos necesarios para poder pronunciar ese sonido, que resonaba desde las oscuridades de su memoria hasta salir a la luz del patio y volver a penetrar por su oídos. Los suyos y los de la joven que, agitada de emoción, lanzó su mano de nuevo para asir, temblorosa, el hombro de la anciana.
—¡Frida! ¡Los has recordado! Has recordado los jacintos azules.
  La anciana reaccionó al tacto cálido de aquella mano joven y al sonido de aquella voz dulce aunque entrecortada. Giró la cabeza y se quedó mirándole la cara.
—¿Me recuerdas, Frida?
  Pero la anciana, tras contemplarla unos segundos, le apartó la mano del hombro con el mismo brazo con el que se protegió la cara, encorvándose sobre sí misma y volviendo a gimotear.
  Apartándose, la joven alzó el rostro hacia el techo como quien lanza una plegaria al cielo, plegó sus brazos ante su pecho y cerró los puños a la altura de la barbilla en un gesto de rabiosa impotencia. Dos lágrimas se deslizaron por cada mejilla en dirección a su estirado cuello.

* * * * *

—Frida, ¿recuerdas el lago? —la joven preguntó susurrándoselo al oído, mientras ayudaba a la señora Pauli a acercarse al borde de una fuente circular y de mármol. El agua, agitada por los surtidores, les devolvía el abstracto reflejo de sus rostros.
  Frida Pauli sonrió cuando notó la húmeda tibieza de aquellas aguas, aleteo en ellas con la mano como lo haría una carpa koi, con curiosidad y lentitud. No prestó atención a su joven acompañante. No al menos a su persona, a pesar de asirla esta con ambos brazos para evitar una caída y de apartarle el cabello de la cara, pero sí prestaba atención al reflejo de ambas en la fuente.
  Tras un breve instante, los chorros cesaron de brotar, calmándose poco a poco la superficie acuática y cobrando definición los reflejos en ella.
—¿Me recuerdas, Frida?
  Una mano embadurnada en manchas y arrugas señaló hacia los reflejos. Los expresivos ojos de su propietaria se abrieron tanto que casi se volvieron cristalinos de nuevo, captando rasgos conocidos en los rostros del agua.
—Hola —murmuró despacio, con tono tímido e indagador—. Hola, tú… —la duda se hizo patente cuando parecía que iba a reconocer a su acompañante.
—Sí, Frida, sí. Yo —animaba la chica a la señora—. ¿Me recuerdas ya?
  Entonces, la mano que señalaba, debilitada por la carga de los años, se venció un poco para posarse en el borde de la fuente, los ojos perdieron brillo, las cejas se arquearon lastimosamente y el índice de la mano apoyada señaló hacia el otro reflejo. El reflejo de su propietaria.
  El llanto brotó de un rostro, ajado por el tiempo y atormentado por algo similar a la melancolía, que se deformó entre las ondas verdosas y oscuras provocadas por sus propias lágrimas, mientras su joven acompañante se unía a la llantina en un abrazo piadoso y mortificante.

* * * * *

  Entra en una estancia que le resulta familiar. Al fondo, toda una pared ocupada por estanterías muestra pinceladas de distintos tamaños y colores, unos brillantes como de oro o plástico, otros mate como de piel o cartón.
  Repasa maravillada todo el género que reposa en las baldas. Desliza sus dedos sobre escalonados lomos, acariciando sensaciones del pasado que jamás se olvidaron pero que, en algún momento, se arrinconaron cubiertas por las telarañas del desuso.
  Se fija en los caracteres que se dibujan sobre la superficie de lo que reconoce como libros y que, según le parece, deben estar escritos en alguna lengua desconocida. Uno de ellos le llama la atención y lo alcanza, sacándolo de su balda. Todo en él resulta extremadamente familiar, el peso ligero, los colores ocres, el tacto del papel, el olor entrecolado y sudoroso de páginas por las que pasaron muchas manos.
  Escucha unos pasos acercarse y se apresura a devolver el libro a su lugar de reposo, metiéndolo entre sus hermanos a la vez que oye la voz a su espalda.
—Frida, ¿Qué te parece? ¿Recuerdas la biblioteca del colegio?
—¿Colegio? —pregunta extrañada mientras se gira hacia su interlocutora—. Sí, esto es el colegio. ¿Es hora de ir a clase?
—No, Frida, cariño. Ya no. ¿Recuerdas las clases? —pregunta esperanzada al oírla pronunciar las palabras sin temblarle la voz.
—Me gusta la clase de ética —dice de seguido, convencida y con decisión—. ¿A ti no?
  Esa pregunta la coge por sorpresa, tan directa y clara que la hace sonreír y luego soltar una pequeña carcajada.
—Sí, te encantaba ética. Siempre entrabas a saco en los dilemas morales que el profe proponía.
—¿Estás en mi clase? —La mira escrutándola, tratando de establecer una clasificación burda; compañera o no.
—Sí, Frida. Fuimos juntas al cole. Hace mucho tiempo —Sujeta con ternura la cara de la mujer posando sus manos sobre las mejillas de esta—. ¿Te acuerdas?
  Pasa un instante así y entonces, las pupilas de la señora Pauli se dilatan, brillan con un destello de juventud y vivencia latente.
—Ag… —Duda, pero los enlaces sinápticos se restauran a velocidad exponencial a medida que los neurotransmisores artificiales reactivan áreas y conexiones—. ¿Agnetha? ¡Agnetha! ¡Eres tú!
  Agnetha lanza un suspiro de satisfacción.
—¡Me reconoces! Frida, al fin me reconoces.
—Te fuiste, Agnetha. Me dejaste y me prometiste que siempre seriamos amigas, siempre juntas. Pero te fuiste —Frida se atropella al hablar mientras recuerda.
—No me fui, me llevaron, ¿Recuerdas?
—¡Me dejaste! Siempre juntas y… —Frida Pauli llora desconsoladamente apartando las manos de Agnetha de su cara.
—No, por favor, Frida, cariño. Me llevaron ellos ¿No recuerdas? Nos llevaron a muchos, a su mundo. ¿Recuerdas los asteroides? —Agnetha habla casi gritando, tratando de acelerar un chispazo de memoria en su amiga que acelere la comprensión de lo que pasó. —¿Recuerdas que los llamaron la Marabunta porque parecían cientos de ratas corriendo hacia la Tierra?
  Frida atenúa su llanto. Parece revivir una escena.
—Lo ha dicho la tele —murmura entre sollozos—, la Marabunta iba a arrasar la Tierra y ellos lo evitaron.
—Eso es, cielo. Ellos los apartaron de nuestra órbita. Pero exigieron algo a cambio.
  Frida se vuelve hacia Agnetha.
—Los niños. Quieren llevarnos con ellos. Nos enseñaran.
—Sí, sí. Prometieron enseñarnos todo lo que sabían sobre el universo. «Mejorará vuestra especie como todas a las que hemos ayudado», dijeron.
—Veinte de cada ciudad, cinco de cada pueblo.
—Eso es. ¿Recuerdas que pasó, Frida?
—Te fuiste. Vinieron las luces cerca del lago. Sonaban como flautas. Fuisteis allí y las luces se elevaron. —Y entonces volvió el llanto—. ¡Y me dejaste!
—No, Frida, escucha —La sujeta por las muñecas—. Surgió una resistencia, formada por gente como tus padres que no querían dejarte marchar. Te escondieron. Escúchame, por favor. Prometí volver a por ti. La relatividad del viaje hizo que esperaras toda una vida, pero regresé a por ti y mira —le dice señalándole una pantalla que actúa de espejo—, míranos ahora.
  El reflejo es de dos jóvenes de edad similar, rubia una, pelirroja la otra.
  Frida se reconoce en esta última.
—La ciencia que nos enseñaron te ha curado y ha resincronizado nuestras edades. Y mira —señalando un ventanal—, estamos en su mundo; en H’amblin. —Y abrazándola, dijo: Lo prometí. Siempre juntas.
  Cinco años de viaje. Los mismos que de tratamiento restaurando un cerebro arrasado por el Alzheimer, rejuveneciendo un cuerpo, recuperando una vida que quedó atrás. Agnetha Giovanni y Frida Pauli se juraron amistad infinita. Hoy es el primer día del resto de sus vidas. De nuevo juntas.


* * * FIN * * *

Este relato participa en el #OrigiReto2020, el reto de escritura creado por Stiby (ver blog) y Katty (ver blog). En sus respectivos blogs podéis ver las normas del reto. En este caso, en el sorteo que realicé, estos son los objetivos y objetos que tocaron para el mes de marzo.
Objetivo primario: 04-Una historia de amistad infinita.
Primer objetivo secundario: J-El flautista de Hamelin.
Segundo objetivo secundario: VIII-Alienígenas
Objetos ocultos: 09-Las estaciones y 13-Nieve (en cabellos níveos)


Estadísticas según https://www.contadordepalabras.com/


2010        Palabras
11955       Caracteres (con espacios)
10018       Caracteres (sin espacios)
74          Párrafos
163         Oraciones

15 comentarios:

  1. Hola RJ!
    El relato me ha cautivado desde el principio porque ha empezado en un tono muy poético y lo has sabido mantener hasta el final, aunque te adentras en la ciencia ficción. Me parece muy complicado hacer eso.
    Me estaba pareciendo previsible el contenido de la trama pero mis previsiones se rompieron cuando la pieza que quedaba suelta en el puzle que yo me estaba montando, finalmente encajó en su lugar. Pasó de ser una historia triste y angustiosa a ser un relato fantástico que tuve que leer varias veces para poder captar bien todo el meollo. Es dificil comentarlo sin destripar nada porque lo más emocionante está en el medio y es el eje de todo lo demás.
    En la primera lectura también me lié un poco con los nombres, supongo que entendí mal alguna frase. Y cuando llegué a la parte en la que dices "la Marabunta" no pude evitar acordarme de la mítica y terrible película, con lo que la sensación de miedo que me dejó la pelí hizo que tu historia se cargase aún más de significado.
    Me ha gustado mucho como desgranas los pormenores en un diáologo qeu además es un reproche y finalmente la explicación de todo.
    Felicidades por el relato.

    Nos leemos!

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  2. Gracias. Pues parece que te ha gustado y yo que me alegro.

    Si te liaste al principio con los nombres quizás sea culpam Tanto esto como la interpretación que te estabsmontando,si quieres para no desvelar detalles aquí, lo podemos hablar por mail o DM en tuiter. Ahora me intriga en que estarías pensando jajaja.

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  3. Buenas tardes,
    Pues si la intención de este relato es hacer llorar, logro desbloqueado xD
    No sé si son estos días extraños que todos estamos viviendo pero me he puesto a llorar cuando Frida estaba oliendo la flor. Tenía la esperanza durante toda la historia de que se curaría.
    El final me ha parecido muy original, al final Agnetha aprovecha sus conocimientos para curar a su amiga. No todos los extraterrestres son malos xD.
    Destaco sobre todo las descripciones, muy delicadas y realistas. El amor y el cariño entre las dos queda muy claro. También, conforme iba leyendo, iba sonriendo porque las lágrimas de Agnetha eran más de esperanza que de pena. Y creo que ya xD, si se me ocurre otra cosa te lo digo.
    Un relato muy interesante y muy bonito, me ha dado un rayito de luz en esta tarde, gracias compi :)
    Un fuerte abrazo libre de virus y nos vamos leyendo :)

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    1. Dar un rayito de luz en estos tiempos, ¡a qué más puedo aspirar ya! ¡Muchas gracias!

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  4. Hola R.J.Random,

    leí tu primer cuenta, el del faro que publicaste en enero, y tu forma de usar el lenguaje no se me ha olvidado. Tenía ganas ya de leer algo tuyo de nuevo, aunque en febrero preferí leer a ser posible solo a aquellos que aun no hubiese conocido. Para empezar, tengo que remarcar que tu forma de hilar las frases, tu estilo personal, frases como
    "Inspiró profundamente, captando cada matiz de aquella fragancia, estudiando cada nota de los aromas que la componían. Mantuvo el aire en su interior y los ojos cerrados durante largo tiempo, saboreando la bocanada que dejó salir despacio por su nariz quizás percibiendo nuevos detalles, y fue bajando su torso mientras desinflaba su pecho hasta exhalarlo todo" es preciosa. No es solo la cadencia, son las palabras que eliges, la poesía que se respira. No dejas que las frases tomen un tono gris o monótono, se respira otro aire mientras lees, que te saca de tu realidad para zambullirte en las acolchadas palabras en las que pareces querer que nos recostemos.

    Tu estilo es lo que más me ha gustado del relato, junto a como juegas con las edades, la repetición de las primeras escenas, como en un bucle que poco a poco se forma espiral, la chispa de los personajes, que están vivos, sin rastro alguno de tener los pulmones de madera o la cabeza de cartón...

    Pero también hay cosas que no me han gustado de tu texto. Hay dos puntos que quiero comentarte: El primero es bastante personal y no quiero que te lo tomes como algo que has hecho mal, solamente te digo que la tercera vez que la chica se ha puesto a llorar por los pocos avances de la abuela, me ha parecido ya un poco pesado que no estuviese habiendo ningún tipo de avance en la situación, la abuela sí que mostraba un progreso pero que la chica reaccionase "uniéndose a la llantina en un abrazo piadoso y mortificante" me ha resultado demasiado.

    La segunda cosa que no me ha gustado es la resolución de la trama. Sé que dos mil palabras hay poco espacio, pero ha sido muy abrupta esa introducción de nuevas tecnologías, rejuvenecimiento, relatividad general y civilizaciones modernas secuestra-niños. En unas cuantas frases más, gracias a tu forma de contar, estoy seguro de que me habría parecido coherente, justificado e incluso emocionante, pero no ha sido el caso debido a que ha sucedido tan rápido que me he quedado un poco tieso, desconfiando. Tal vez unas líneas menos de lloros (sin suprimir la preciosa escena en la que la abuela huele los jacintos, eso es oro puro) y un poquito más de trama preparatoria para el final habrían resultado en un cuento muy, muy bueno.

    Espero que mis comentarios te ayuden y que sigas publicando con esa marca tan propia.

    Un saludo,
    umagah.

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    1. Hola Simón; Te agradezco muchísimo el comentario, extenso y con espiritu crítico constructivo, porque es justo lo que necesito, como todes, para mejorar. Retroalimentación que te señale aciertos, fallos, o al menos las percepciones de les lectores.

      No creo que llegue a "oro puro", pero me agrada mucho que lo hayas disfrutado de la manera que destila de tus palabras.

      Agradezco especialmente el comentario sobre los personajes. Una de mis mayores preocupaciones a día de hoy, es el tratamiento y la creación de personajes. Me preocupa que no sea capaz de darles suficiente personalidad o vida, y bueno, parece que esta vez lo he conseguido.

      Tambien sobre mi estilo, me subes la moral. La crítica (y no es negativo que me lo digan, solo hace patente lo que es) más habitual que recibo es sobre mi estilo, bastante "clásico". TUs palabras me hace conciliarme con mis propias formas, ya que por mucho que pueda mejorar, va a ser complicado cambiar el estilo. Sí adaptarlo a una u otra narración, dependiendo dle contexto, de los personajes ...etc, pero cambiar una seña de identidad, quizás, no. Así que si a ti te ha gustado, fantástico.

      Y sobre los dos puntos negativos o menos positivos finales, sí, te comprendo y puedo hasta estar de acuerdo contigo. Tu mismo das la clave, la limitación de palabras. ¿Sabes? en realidad, habia un, lamemoslo, acto más antes del final. Sí, una reiteración con más lagrimas y tal. Y despues de eso, el final era parecido al que has leido, pero más largo. Como toda poda, a veces es difícil ver que rama es mejor cortar para mantener el equilibrio en la estructura.

      La verdad es que los límites mínimos de palabras no son problema para m. Pero no siempre acierto a meter toda la historia dentro del límite máximo, de la manera más adecuada. No sé si es la propia dificultad del formato (el microrelato y el relato corto son un arte en si mismos) o que (teniendo en cuenta que comencé a escribir el año pasado), estoy llegando al punto de expandir mis horizontes y ponerme a escribir cosas largas.

      No lo sé. De todas formas, si que presto atención a cuando me comentais que tal o cual relato debería tener segunda parte, o una ampliación, o que se queda corto... No prometo nada, pero si que me gustaria tirar de esos hilos en algún momento.

      En fin, que muchas gracias por comentar y más con esa profundidad y espíritu.

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    2. ME faltaba una parte en el comentario respuesta. Queria decir que seguro que si lo extendiera a como lo tenia pensado, el final no te pareceria tan abrupto, e incluso no te importaria algún que otro acto de lagrimeo. Pero tendré en cuenta tus apreciaciones. Gracias nuevamente.

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  6. Buenas,
    el comentario no va a quedar tan bonito como recién leído, pero allá va:
    Me gusta mucho como describes todo tan delicada y detalladamente durante el relato. La descripción no solo da color, llena de sentido la historia.
    Es muy bonito el mensaje de amistad y también me ha conmovido el pensar en la posibilidad de que haya una cura para el Alzheimer. Aunque sabemos que no se puede uno recuperar, al menos parar la evolución de la enfermedad es una idea muy bonita y esperanzadora.
    Como ya sabes he recomendado tu relato para el mes de marzo. ^^
    Nos leemos pronto.

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    1. Ahora sí. Muchas gracias por la recomendación. Eso es que te ha gustado y me alegro mucho. Era la intención, que hubiera un mensaje optimista en general y, particularmente, en lo referente al Alzheimer.

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  7. Querido R.J.Random primero que todo saludarte y enviarte un abrazo desde Chile.
    Quería felicitarte por tan maravilloso relato. Ya he tenido el privilegio de leerte con anterioridad y deleitarme con esa magia poética de tu pluma.
    En este caso específico, logras algo tan complejo, como mezclar con tanta delicadeza las metáforas, lo poético, con el género ciencia ficción y eso es para aplaudirlo.
    Descripciones perfectas, con detalles precisos que van dándole la coherencia y consistencia al relato que a mi en lo personal me llevaron a la emoción.
    Finalmente, sellar este comentario como profesional de salud, a una enfermedad como el Alzheimer que lamentablemente es un enemigo que acecha los recuerdos, la memoria y que a la fecha no tenemos una cura factible. Repensar a la vez, el valor de la amista, de estrechar lazos y bueno nos hace reflexionar, mas aún en estos días en que el aislamiento, nos afecta nuestra salud mental.
    Quizás me desvío en esta reflexión, final, sin embargo, ponerle el sello, de valorar la amistad, que cuando este fenómenos, seamos capaces, de volver a juntarnos con nuestros seres, y dialogar.
    Un abrazo gigante y muchos saludos, nos seguimos leyendo.

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  8. Gracias amiga. Ante todo, no creo que sea un privilegio leerme, en todo caso el privilegio es teneros a vosotres que me leéis.

    Muchas gracias por tu valoración, como lectora, compañera de reto y profesional de la salud. Que hayas sentido emociones es, probablemente, más por el tema tratado aunque pueda admitir que un poquito de mi parte narrativa exista, jejeje.

    Y no te desvias por tus reflexiones. Está bien que además de emociones, mi texto provoque reflexiones.

    Muchas gracias por todo, recomendación incluida. Un abrazo "allende" los mares, ¡Ánimo y fuerza a tí y a Chile!

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  9. ¡Hooooooolaaaaaaaaaa!

    El relato me ha dejado blandita. ES QUE ES TAN BONITO.😭😭😭 el Alzheimer es una enfermedad de mierda >:(((( ya la había leído en otra historia; la autora la escribe en primera persona y este relato tuyo me ha hecho recordar un momento sensible de aquel libro cuando la prota visita a su abuela con Alzheimer. Mi cerebro hizo las conexiones sobre todo por la parte de los jacintos. De hecho, cada “Frida ¿me recuerdas?” ME HA ROTO EL CORO-CORO. MIRA QUE LA IMPOTENCIA Y DOLOR QUE DEBIÓ ATRAVESAR AGNE... ಥ╭╮ಥ

    Muchísimas gracias por el final feliz. Sentí un poco como que me soltabas todo el transfondo del relato en un suspiro; ya sabes, el punto de inflexión donde todo se explica, y luego en la misma escena me lo cortas. Sin embargo, no te diría que quitases alguna escena; todas me parecen realmente necesarias y acorde con la trama. Hubiese sido muy brusco que Frida se curase después de dos escenas. Además; ¡la relación tan bonita que se aprecia entre ellas en esas escenas! Te juro que en un principio creí que Angetha era la nieta de Frida y ya luego no pensé en qué eran sino en lo que leía de ellas. Me enamoraron. (*^3^)/~♡

    ¡Un gusto leerte!

    Besos y que la Gran Diosa Gamba Cósmica Intergaláctica te bendiga con mucha inspiración.

    Carly.

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  10. ¡Hola Random!

    El relato empezó atacándome directamente en los feels. El Alzheimer es algo serio, aterrador incluso, y creo que has captado de forma maravillosa la desolación y la impotencia que se siente cuando se debe tratar con un paciente de eso. Me ha gustado mucho el pequeño rayito de esperanza que tiene el relato consigo, el mensaje subyacente de que no está todo perdido. Aunque sea ficción, siempre se agradece.

    Tu estilo de escritura es maravilloso. Me encanta la prosa con toques líricos, y creo que logras transmitir muchísimo en un espacio de 2000 palabritas. Hay algunos detallitos por ahí de ortografía pero para nada consiguen empañar el relato.

    No soy muy fan de la ciencia ficción, porque desconozco bastante el género, pero me ha gustado bastante como has incorporado los elementos en la historia y, sobre todo, la amistad entre Frida y Agnetha. Durante unos instantes, conforme iba leyendo, cuando se mencionaban esos que "se llevaron" a Agnetha, pensé que se trataba de los Nazis que se la habían llevado a un campo de concentración cuando era niña (los nombres, no sé por qué, antes de saber los apellidos, me habían hecho pensar en Alemania).

    En general, muy muy bien.

    ¡Nos leemos!

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  11. Maravilloso relato que me ha emocionado y me ha hecho soltar alguna lagrimilla. Sin duda va a ser mi recomendación para abril. La cuestión del Alzheimer está tratada con un tacto y una sensibilidad exquisitos y me encanta la forma que lo envuelves todo con ese giro a la ciencia ficción y el final positivo y lleno de vida. Maravilloso, gracias y felicidades.

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