viernes, 15 de marzo de 2019

El templo maldito de los botijos perdidos

Lámina de 1790 que describe algunos de los posibles artefactos que hubo en el templo.




La riada atravesó el templo de Baal Sammos Paal Khoolito, despojándolo de todas las riquezas que acumulaba. Artefactos variados fueron arrastrados por las aguas por campos de labor, pasando velozmente entre almendros en flor.

El Decálogo del Culto fue perdiendo hojas en cada zambullida y acabó orillado en una pocilga, con el papel mojado y una sola ley con la tinta corrida.

Surcaban también las aguas un botijo que vacío de almas flotaba, y una lucerna que a duras penas mantenía su llamita encendida y brillando.

—Aparta, botijo maldito. ¿No ves mi luz divina? Aún tengo privilegios —gritaba la lucerna decorada de dorado.

—Lucerna jodida, espérame que juntos salimos de mal parto formados por el mismo barro, y juntos hemos de seguir hasta la ría —replicaba el bucarito.

Discutieron hasta topar con la roca que quebró sus cuerpos, haciéndolos añicos sin distinción.

Sabed que por mucho brillo con el que algunos se engalanen, todos provenimos del barro y al barro volveremos sin solución.


***

Este microrrelato participa en el #OrigiReto2019, el reto de escritura creado por Stiby (ver blog) y Katty (ver blog). En sus respectivos blogs podéis ver las normas del reto. En este caso, en el sorteo de objetivos y objetos que realicé, en marzo debía escribir un micro con el objetivo 10; que fuera una fábula, y el objeto oculto 33; un decálogo. Además lo hago enlazar con el relato del mes pasado «Mi pellejo por un botijo» de Atalanta96. Digamos que esto sucedió mucho antes de lo relatado allí, y es la causa de que encuentren el viejo templo en ruinas.

Estadísticas según https://www.contadordepalabras.com/

163 Palabras
993 Caracteres (con espacios)
837 Caracteres (sin espacios)
Párrafos 7
Oraciones 10